martes, 23 de junio de 2015

Telefónica o la ideología del imperio




Que Telefónica consiga, previa financiación, que Metro ponga una parada en su sede central lo dice todo sobre el poderío de esta multinacional cuyo romance con el PP no ha parado de crecer desde que éste la privatizara. ¿Pruebas? Iván Rosa Vallejo (marido de Soraya Sáenz de Santamaría), Eduardo Zaplana, Andrea Fabra, Elvira Fernández (esposa de Mariano Rajoy), Arturo Moreno, Alfredo Timermans, Manuel Pizarro o Rodrigo Rato trabajan o han trabajado para la empresa. Hay además una interesante rumorología, que llega hasta esta servidora por boca de uno de los empleados de la magnánima compañía de telecomunicaciones, según la cual la mentada alianza explica que antes de las elecciones suban el sueldo a sus trabajadores. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.
 
La fotografía es de Olmo Calvo.

Una universidad sin cabeza





Ciudad Universitaria es uno de esos sitios donde la metrópoli se acaba y da la impresión de que se puede salir andando al campo. Es una ilusión óptica que se deshace bruscamente con el runrún de la autovía del noroeste, la A-6. No obstante, si se le pone voluntad a lo de atravesar puentes cuyas barandillas lucen azul 'pepero' en vez del gris con el que estaban pintadas antes (un gris acorde con los colores de la estructura de estos pasos), se puede llegar a la Casa de Campo desde la avenida de Séneca. Eso, claro está, si logramos entrar a Madrid Río, custodiado en esta parte de la urbe por el Puente de los Franceses. Y es que lo que hay al término de la mentada avenida es una maraña de carreteras sin fin que atormentan al incauto peatón y ponen sobre la mesa la contemporánea pregunta de por qué diablos el coche va siempre en contra del caminante. Bien es cierto que quienes usan el coche para todo piensan a la inversa cuando se topan con demasiadas calles peatonales. ¿El aristotélico equilibrio se consigue, en una ciudad grande, con la suma de desequilibrios? Puede ser, aunque una servidora piensa que no debe de resultar difícil alcanzar mejores acuerdos. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.
 
La fotografía es de Olmo Calvo.

lunes, 8 de junio de 2015

CIUDAD LINEAL, REINO DE LO VARIOPINTO



 
 
 
Hoy nos bajamos en Ciudad Lineal. Es jueves, 11.00 horas; el barrio es puro bullicio porque la calle Alcalá está repleta de comercios, y sorprende cómo un nombre que remite al centro de la ciudad hace que la periferia no lo parezca tanto. Si mentamos la famosa vía, nuestra cabeza se llena de las mismas imágenes que encontramos en Google. La más típica: la de su confluencia con Gran Vía, donde reina el edificio Metrópolis. Pero Alcalá también es esta parte de la ciudad cuyo nombre evoca una línea recta, y por tanto un orden desmentido por la heterogeneidad desconcertante de los edificios y por lo variopinto de su vecindario. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.

UN BARRIO QUE ENCARNA NUESTRA HISTORIA MÁS RECIENTE



 
 
 
 
Es un misterio que en un barrio nuevo de pisos normaluchos que se encuentra donde Cristo perdió el gorro los alquileres sean altos. ¿Pagar 1.100 euros por un apartamento no lujoso en un entorno que sólo es una ciudad a medias por su escasez de comercios, sus avenidas de seis carriles y sus negocios de restauración desoladoramente parecidos a franquicias? ¿Quién diablos está dispuesto a vivir en un lugar semejante y a rascarse el bolsillo para ello? EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.
 
La imagen es de Ángel Navarrete.

LO QUE ENSEÑAN LAS FRONTERAS




 
Los límites de algunos barrios son como costurones. Un costurón según el Diccionario de la Real Academia es una costura grosera, y también una cicatriz o señal muy visible de una herida o llaga. Cuanto más alejadas del centro, más pronunciadas suelen ser las suturas. Las zonas por las que la ciudad crece permiten la creatio ex nihilo desde el punto de vista de la continuidad: no se atienden a identidades, porque quizás carece de sentido que se tenga en cuenta el carácter de la ciudad. Eso entre otras cosas más interesadas y menos interesantes. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.
 
 
 
 

lunes, 18 de mayo de 2015

La calle donde todo es posible






Para Gramsci la crisis se define como un proceso histórico donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer. Ciertas calles de Madrid se parecen mucho a esta definición, y cabe preguntarse si es así porque, en efecto, reflejan una crisis. ¿No es la ciudad un espejo de sus habitantes? EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.

El cielo de Madrid



La primavera se presta a explorar los parques. La misión de hoy es llegar al de Eugenia de Montijo pasando por el de Las Tres Cruces y procurando pisar el menor asfalto posible. Y es que, ¿cuánto puede una moverse por los madriles de parque en parque, al igual que la famosa ardilla de esa afirmación atribuida al geógrafo griego Estrabón que decía que el mentado animalito podía cruzar la Península Ibérica de rama en rama, sin pisar el suelo? EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.

jueves, 30 de abril de 2015

Cárcel de Carabanchel, una memoria destruida






Cuando en la ficción un muerto hace acto de presencia es porque tiene asuntos pendientes que los vivos deben resolver: secretos, injusticias, venganzas. En la no ficción la figura del fantasma se usa, por ejemplo, para nombrar alguna parte del cuerpo que ya no está pero que se hace notar: un miembro fantasma.
Las ciudades tienen sus fantasmas. Siempre corren rumores sobre fenómenos paranormales en edificios abandonados, sobre todo cuando en ellos ocurrieron episodios cruentos. Cabe asimismo hablar de edificios fantasma, esos que fueron importantes porque entre sus paredes acaecieron circunstancias que afectaban a una comunidad. Toda herida demanda una reparación, y si alguien decide acabar con un sitio con las mentadas características como si fuera un lugar cualquiera, haciendo la vista gorda a las necesidades de los damnificados (dinámica ésta muy de la Transición), se corre el riesgo de que las heridas que ese lugar produjo nunca cicatricen. En Madrid un ejemplo de esto es la derruida cárcel de Carabanchel, que hoy duele como un miembro fantasma. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.

viernes, 24 de abril de 2015

Carabanchel, suelo de proyectos abortados


 
 
 
 
Hoy nos bajamos en La Peseta para visitar uno de los barrios que más ha dado que hablar en los últimos años: el PAU de Carabanchel. Me acompaña el escritor Ignacio Vleming, quien gusta de leer sobre ciudades y arquitectura, y al que le tenía prometido este paseo. Ignacio me cuenta que tuvo un profesor que afirmaba que una de las cosas interesantes de Madrid es que se puede ir por toda la periferia viendo proyectos abortados. ¿Y por qué es interesante ver proyectos abortados? Porque muchos de ellos fueron utopías. Se diseñaron para cumplir un ideal. Puesto que toda utopía es también una crítica a lo que no se ajusta a este ideal, el ver los fracasos da una visión más amplia de una época. De su ideología, sus recursos, sus gestiones y el desfase entre lo que se quería y se podía. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ

Bruclin junto al Manzanares

 
 
 
 
 
 
Paseo de los Melancólicos es un nombre muy bien puesto para un tramo que parece recoger la caída de la ciudad que va del parque de la Cornisa hasta el Manzanares. Hoy nos bajamos en Ópera para caminar desde el centro a esa periferia relativa formada por Paseo Imperial-Virgen del Puerto a un lado del río y los alrededores de Puerta del Ángel al otro. Y lo primero que cabe decir conforme se desciende desde las palaciegas y santas alturas (arriba quedan el Palacio Real y la Almudena) es que parece que el espíritu se repliega. Se entra en una disposición óptima para pensar, por ejemplo, en lo que está arriba y abajo, y en cómo el poder ha copiado a la geografía. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ

viernes, 10 de abril de 2015

De 'Rojonia' a ciudad dormitorio (sobre la Ciudad de los Poetas)





«Ha conocido a Paco, a Luismi, a Cristina, a Cecilia...», le dice mi cicerone a su chica, y yo me siento como si fuera del barrio gracias a la familiaridad con la que me resuenan esos nombres. Hoy nos damos un paseo por la Ciudad de los Poetas, conocida como Saconia (en Valdezarza, distrito de Moncloa-Aravaca). EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ

jueves, 26 de marzo de 2015

Los límites de la ciudad






Me decía el otro día un buen amigo que los límites de la ciudad son mentales. Se refería a Madrid y a otras ciudades grandes, y además hablaba desde el punto de vista del peatón. Para quien conduce, los límites de la urbe quedan más o menos claros gracias a las señalizaciones de las carreteras. Ahora bien, si dejamos aparcado el coche y tratamos de salir de la ciudad a pata, ¿se puede decir dónde empieza y termina Madrid exactamente, en todos y cada uno de sus puntos? ¿Y cómo de fácil, o de difícil, es salir de la ciudad andando?  EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ

sábado, 3 de enero de 2015

El centro



"La función del centro no era únicamente orientar, equilibrar y organizar la estructura -de hecho, no se puede concebir una estructura desorganizada-, sino por encima de todo asegurarse de que el principio organizador de la estructura limitaría lo que podríamos llamar el juego de la estructura. Al orientar y organizar la coherencia del sistema, el centro de la estructura permite el juego de sus elementos dentro de la forma total. E incluso hoy, la noción de una estructura carente de centro representa lo impensable en sí mismo".

(...)

 


"Es por esto que el pensamiento clásico en torno a la estructura podía afirmar que el centro está, paradójicamente, dentro de la estructura y al mismo tiempo fuera. El centro se encuentra en el centro de la totalidad y, sin embargo, como el centro no pertenece a la totalidad (no es una parte de la totalidad), la totalidad tiene su centro en otra parte. El centro no es el centro".

Danielewski en La casa de hojas citando a Jacques Derrida (L´écriture et la différence, Editions du Seuil, París, 1967). La traducción de La casa de hojas es de Javier Calvo.